De mi infancia no guardo muchos registros (denota algunos traumas, jajaj y la elección de ser un profesor de lengua no viene de los traumas de esa infancia, No, esos eran traumas que valían la pena!, jajaj ni idea por qué elegí serlo, jaj) de ellos, justamente me viene el recuerdo del día que tuve mi primer libro, uno propio que se constituyera en mi pertenencia. Lo recuerdo como si fuera hoy, diría Borges, lo que no estoy seguro es de la edad que tenía pero no pasaban de mis diez años, en esos años se estilaba en la ciudad hacer cada tanto festivales organizados por el municipio o instituciones, las de siempre la iglesia, clubes, etc pero este festival lo llevó adelante la municipalidad, me acuerdo la fecha a conmemorar era el día del niño. Allí se sorteaban juguetes, se competía en juegos de ajedrez, carrera de embolsados, y cosas así, con todos los niños asistentes. El hecho fue que durante toda la tarde jugué, reí, estaba feliz, pero no había participado en ningún juego, ya entrada la tardecita, mi mamá me anotó en uno… el juego era una estupidez, dos participantes enfrentados, muy cerca, se los sentaba en una silla para cada uno y se nos vendaban los ojos, asimismo se le daba una cuchara de dulce de leche a cada uno. Lo que había que hacer era abrir grande la boca y que embocar esa dicha cuchara el boca del otro quien lo hacía primero ganaba. Bueno pasó el primer chiquilín que fue la víctima de mi rapidez, luego otro y por último la gran final, costosa final, me rozaba la cuchara de mi contrincante en el cachete, la nariz y hasta mi remera. Él estaba decido a ganarme y en cuanto a mi efectividad nula, ni la cara le embocaba. en ese momento no me sentía ganador, pues con recibir tantos ataques, quién puede.Lo esperé, una vez y otra hasta que sentí que él tira un cucharazo al boleo, sin más ni más estiré mi brazo hacia mi costado con decisión con una implacable puntería le clavé la cuchara en la garganta. Me consagré el campeón de esa disciplina, y mi medalla de oro, no era un paquete ostentoso, más bien diminuto cosa que no me simpatizaba mucho, no lo abrí hasta llegar a casa, me bastó los halagos de mi mamá en el camino para contener la curiosidad de saber de qué trataba el premio. Muy bien llegamos a casa mi mamá se lo contó a mi hermanas, a mi papá en la cena, así que mi viejo pidió ver el regalo, con lo que abrí el paquete, y zás me encontré ahí con un libro chiquitito, otro libro de los tantos que había en casa, para qué otro más me decía asimismo si el único que lee es papá, se titulaba El Profeta de Gibran Jalil Gibran, libro que nunca leí, el mismo libro que tengo ahora, en mis manos pero que tampoco hoy me motiva a leerlo.
martes, 18 de diciembre de 2012
sábado, 8 de diciembre de 2012
Sirve para algo la Literatura?
Eagleton plantea una serie de problemas que atraviesa la literatura y la teoría literaria, al respecto reflexiona:"hemos considerado un buen número de problemas propios de la teoría literaria, pero aun no se ha dado respuesta a la más importante de estas cuestiones: ¿De qué trata en el fondo la teoría literaria? Por principio de cuentas ¿para qué ocuparse de ella? ¿Acaso no existen en...
el mundo cuestiones más importantes que los códigos, los significantes y los lectores?Consideremos únicamente una de esas cuestiones. Se calcula que ahora mismo, en el momento que estoy escribiendo, en el mundo hay más de 60.000 bombas nucleares cuya capacidad destructiva es miles de veces superior a la que se lanzó sobre Hiroshima. Cada vez es más probable que esas armas se empleen antes de que usted y yo nos muramos. El costo aproximado de esos artefactos es de 500 billones de dólares al año, es decir 1,3 billones de dólares diarios. El cinco por ciento de esa suma —25 billones de dólares— contribuiría enormemente a aliviar los problemas del paupérrimo Tercer Mundo. Quien pensara que la teoría literaria es más importante que esas cuestiones se le podría considerar más o menos excéntrico, pero quizá un poquito menos excéntrico que quien pensara que entre esos dos tópicos existe alguna relación ¿Qué tiene que ver la política internacional con la teoría literaria? ¿A qué viene que con maniática insistencia se haga intervenir a la política en la discusión?" (...) Finaliza, de esta manera: "Sabemos bien que el león es más fuerte que el domador, y también lo sabe el domador. El problema radica en que el león no se ha enterado de ello. No es algo tirado de los cabellos pensar que la muerte de la literatura puede ayudar a que el león despierte"
miércoles, 5 de diciembre de 2012
Suscribirse a:
Entradas (Atom)