La noche cae
lentamente como el humo del Parisiennes que se consume como un deseo, como el deseo de escribirte, una vez más, dos,
tres, mil, infinitamente. La mirás y ella camina como coqueteándote, encendida
y cristalina. Sus ojos parpadean como transmitiendo un sí, luego un no. Camina
firme por la casa, como una ninfa despechada, así de bella, así de hermosa.
Ahora, distrayéndose o abstrayéndose como cuando llama o rompe el deseo apura sus
pasos, se escucha el sonido de los zapatos taco aguja, sus pasos retumban
suavemente tal cual si fuese un redoblante de un cortejo. La ansiedad se intensifica
entre figuras geométricas, primero un triángulo equilátero, luego un polígono, una circunferencia recta que la lleva al
punto, pero se le escapa. Un tanto más histérica vuelve a la carga en
semicírculo, luego un círculo desenfrenado hasta que por fin, la mosca que era
la voz activa de su aleteada en un pasaje
a una voz pasiva encontró su derrotero
en esa boca que se deleitaba como un griego una aceituna. Sin ninguna alteración
que la detuviese te mueve la cola y se echa a dormir en el futón. El
ruido del hielo en el vaso, el sabor que
imprime su ausencia el bermellón en los labios. Afuera los chicos y las chicas
por la Alberdi se buscan por vez tercera, adentro en un viernes 3 A.M., el
televisor la cara de informado de Lanata, ¿podrías bancarte ese defecto?
Adentro vos ateo practicante, del otro
lado de la 25 de mayo habita el silencio de las revistas de moda como la moda habita en las revistas. El huevo puso a la gallina. Mientras tanto
leés por ahí “Hay silencios que hablan así como hay palabras que no dicen nada.
Hay silencios que demandan. Hay silencios que matan, otros que provocan. Hay
silencios ligados a la impotencia, a la cobardía, a la prudencia. Hay silencios
represivos. Hay silencios que liberan. Hay silencios que angustian...” Dicen los que saben que la comunicación
indirecta es más sutil y profunda. Leés unos tuits y observás cómo la voz de Cioran, Nietzsche,
Husserl viven ahí mismo en esa pantalla,
pero atravesándola o trasvasándola habitando otros otras virtualidades, de antaño, contemporáneas
y llegan a vos... esas palabras, frases o sentidos en algunos casos quedan,
otras se transforman, otras se van, otras esperan para entrar y así la cosa
va...de todas sale la propia por eso ni paroxismo ni desesperación: DESEO.
Tiempos en los que se escuchaba Estelares, Madagascar, Melancolía, Día perfecto y demás. Los
recuerdos quieren entrar. Entran. Te
extrañás no sabías si la profundidad te llevó
a ver que siempre se puede ir aún más a lo profundo, lo cierto es que se nada
en lo profundo, casi que como para probar-se-nos, la búsqueda de certezas, pero las certezas están a la entrada, mientras que a la salida la
confirmación las diferencias ¿para qué? Son como pastillas tranquilizadoras,
packs de progreso, dale que vas bien.