domingo, 4 de diciembre de 2016

Nocturno 2



La noche cae lentamente como el humo del Parisiennes que se consume  como un deseo,  como el deseo de escribirte, una vez más, dos, tres, mil, infinitamente. La mirás y ella camina como coqueteándote, encendida y cristalina. Sus ojos parpadean como transmitiendo un sí, luego un no. Camina firme por la casa, como una ninfa despechada, así de bella, así de hermosa. Ahora, distrayéndose o abstrayéndose como cuando llama o rompe el deseo apura sus pasos, se escucha el sonido de los zapatos taco aguja, sus pasos retumban suavemente tal cual si fuese un redoblante de un cortejo. La ansiedad se intensifica entre figuras geométricas, primero un triángulo equilátero, luego un polígono,  una circunferencia recta que la lleva al punto, pero se le escapa. Un tanto más histérica vuelve a la carga en semicírculo, luego un círculo desenfrenado hasta que por fin, la mosca que era la voz activa de su  aleteada en un pasaje a una voz  pasiva encontró su derrotero en esa boca que se deleitaba como un griego una aceituna. Sin ninguna alteración que la detuviese te mueve la cola y se echa a dormir en el futón.   El ruido del hielo  en el vaso, el sabor que imprime su ausencia el bermellón en los labios. Afuera los chicos y las chicas por la Alberdi se buscan por vez tercera, adentro en un viernes 3 A.M., el televisor la cara de informado de Lanata, ¿podrías bancarte ese defecto? Adentro vos  ateo practicante, del otro lado  de la 25 de mayo habita el  silencio  de las revistas de moda  como la moda habita en  las revistas.  El huevo puso a la gallina. Mientras tanto leés por ahí “Hay silencios que hablan así como hay palabras que no dicen nada. Hay silencios que demandan. Hay silencios que matan, otros que provocan. Hay silencios ligados a la impotencia, a la cobardía, a la prudencia. Hay silencios represivos. Hay silencios que liberan. Hay silencios que angustian...”  Dicen los que saben que la comunicación indirecta es más sutil y profunda. Leés unos tuits y  observás cómo la voz de Cioran, Nietzsche, Husserl viven ahí mismo en esa pantalla,   pero  atravesándola o trasvasándola  habitando otros  otras virtualidades, de antaño, contemporáneas y llegan a vos... esas palabras, frases o sentidos en algunos casos quedan, otras se transforman, otras se van, otras esperan para entrar y así la cosa va...de todas sale la propia por eso ni paroxismo ni desesperación: DESEO. Tiempos en los que se escuchaba Estelares, Madagascar, Melancolía, Día perfecto y demás. Los recuerdos quieren entrar. Entran.  Te extrañás  no sabías si la profundidad te llevó a ver que siempre se puede ir aún más a lo profundo, lo cierto es que se nada en lo profundo, casi que como para probar-se-nos, la búsqueda de  certezas, pero las certezas están a  la entrada, mientras que a la salida la confirmación las diferencias ¿para qué? Son como pastillas tranquilizadoras, packs de  progreso, dale que vas bien.