sábado, 22 de junio de 2013

La protesta universitaria


 

“ Que todo en el universo, el mundo, la sociedad, el sujeto, lo real, esté sometido a la forma de
conflicto(...) Lucha = solamente = medio por el cual los débiles triunfan sobre los fuertes”
ROLAND BARTHES. (Lo Neutro).

No; no insistas. Les dije a todos: me defendí nada más. Definitivamente, nadie me cree. ¿Vos me creés? No pude con los profes, son muy jodidos; no sabés lo que son. Nunca te metas en la Universidad, esa que está por 9 de Julio y Caseros. Vos no te imaginás lo que hacen ahí, te muelen como en una máquina de triturar carne, pero ellos son los patriotas de “la excelencia educativa“. ¡Son una cosa inexplicable!
Ese día me purifiqué. Creo que vivo con principios éticos y valores morales. ¿Qué creés que hice ? Fue un dilema. No tengo intención de engañarte.
Lo que ocurrió fue un cacerolazo, igualito al del 20 de diciembre a De la Rúa, poco menos. ¿Vos creeis que a los profesores les importa? Nooo; no les importa nada, mas sí su sueldo. Yo los veo cuando se acerca fin de mes hablan entre ellos ¿viste? Sí; dicen que el gobernador dijo, porque antes había dicho el presidente que el FMI hubo contemplado el índice del riesgo país para que la Argentina pueda salir de la postergación económica iba a autorizar un crédito exclsivo para el pago de sueldo a los docentes. Ellos, los docentes y te lo juro, se parecen a los periodistas, lidian entre ellos por quién trae primero la noticia: platita, platita, se cuentan unos a otros que van a cobrar en quebrachos algunos putean, de lo más lindo, claro, prefieren los lecops o bien pesos .
Yo los odio a ellos porque dicen y hacen lo que quieren ¿Y las clases? Qué van a dar clases, apenas cumplen horarios y empiezan con sus discursitos artificiales y blablabla.

Hacen eso para no trabajar, seguro, son atorrantes, pufff. Además quieren que se los trate como a unos filósofos. Viven en una nube de pedos y eso no es nada porque hay que verlos a los masculinos que pretenden ser el Brat Pitt de la clase y son unos viejos de mierda, son recalentones y las pendejas: entre ahhh y uhhh viste el profe cómo me miraba, bahh unas boooludas.
 No aguanto más. Para el colmo, semiótica es ad infinutum.
Estoy en clase todo el tiempo pensando boludeces. El otro día en la clase, del gordo arrogante, ese, muy despreciable, y que nosotros les decimos por lo bajo “ las babas del diablo” porque todo el tiempo calentonea con Alexia y la Alexia se hace la estúpida y para colmo habla como una nena “ naaa entendí profe, mee puade explicá” Y el gordo no puede simular las ganas que le tiene la mira como si fuera un carnicero afilando su cuchillo, bueno este gordo baboso nos había pedido que analicemos el cuento “Hombre de Esquina Rosada”, de Borges, también que identifiquemos los signos. Yo ese día leí un epígrafe que me gustó, nunca voy sin leer, si no ni voy a la facultad, me quedo en mi casa; no soy de hacer papelones. Bueno me fui, pero vuelvo, el profesor ese día entró a clase, siempre altanero con un lenguaje retorcido. Para que veas lo cito textual, porque yo grabo todas las clases, eso lo que tengo. No bien entró saludó como siempre: “ Bienvenidos alumnos a la paranoia”, así decía, luego de su risita altanera, “jejeje.”
Yo siempre digo que este profe es una suerte de alienación semiótica. El gordo nos tiene hartos a todos con Borges, ¿viste? que para mí fue un gran escritor sino el mejor ( no el mejor fue Cortázar) pero los boludos estos, nos hacen sentir odio por Borges por todas las pavadas que dicen que él.
 Vos sabés que nadie entiende esta materia, ¿qué vas a entender si viste lo que es? Luego preguntó en la clase por unos signos del cuento, algunos dijeron el cuchillo, la moneda, la luna y cuando mencionaron el espejo, el gordo se exaltó.
¡ Yo no te puedo explicar cómo! - dijo: “Bieeeen! bien el espejo es el signo más importante que existe en este cuento, quería llegar a esto para demostrarles cómo se estructuran los sentidos en el relato. Y si logramos entender esta estructura, también podemos estructurar los signos sociales ¿se entiende? Para Borges, esa imagen que funciona como espejo se repliega sobre sí misma direccionándola hacia la reflexión. Para que se entienda veremos como ejemplo ¿todos leyeron, no?”
Todos los alumnos contestamos con silencio aturdidor ¿no me crees? Es un bodrio esta clase: “Sigamos alumnos El corralero lo insita a un duelo de cuchillos a Rosendo, he ahí otro signo el cual hacía mención el compañero”. Lo señaló a Guido quien no hacía otra cosa más que comer, beber y cagar libros.
 El profesor siguió : “Ahí en ese momento Rosendo Juárez se ve en la imagen del Corralero entonces reflexiona acerca de su identidad y de su carácter de malevo y de matón; al ver semejante imagen desea salir de ese camino y reasentarse de otra forma en otra sociedad y partió. Por ello lo tratan de cobarde. Ahora en el plano social cuántas veces nosotros nos vemos en otra persona, lo que les quiero decir es que cuando vemos alguna actitud que es propia pero que la distinguimos en los demás, en los amigos, hermanos, por ejemplo, nos disgustamos con ellos pero, en realidad, es que nosotros nos vemos en el espejo a nosotros mismos. ¿Se entiende? la función de este signo”.
Yo no podía creer la sucesión de necedades que decía este señor y ahí nomás, lo refuté más que con fundamentos con la fluidez de un pensamiento enmarañado por el tenor de esas habladurías y por el odio a ese profesor porque al escritor yo lo idolatraba, entonces –dije- profesor, esto no funciona como usted, dice en la vida social. Cómo se enervó, me sentenció: “Mirá Gonzalo voy a ser borgeano en la respuesta: no hables al menos que puedas mejorar el silencio”. Con semejante frase no sabía qué decir y dejé manar mis ideas y expresé: no se enoje profesor, lo que yo interpreto es que el espejo puede funcionar en lo textual y en lo pictórico pero no en la vida extra-literaria pues, la estructura social es compleja, dinámica y mutante. No está dominada por el plan de un escritor. Somos seres humanos de carne y hueso cuyos planes es vivir al trote, como lo plantea la sociedad capitalista, claro. Para rematar, - dije- seré borgeano también, en mi respuesta pues, Borges decía: “Estoy solo y no hay nadie en el espejo”. Como verá profesor lo que se quiere decir es que, ni siquiera cuando yo me miro al espejo es mi imagen real, menos aún, voy a verme en otra persona. Lo que me parece es que este escritor era bastante contradictorio con sus signos. ( yo había leído el poema No hay nadie en el espejo, que Borges lo escribió cuando quedó ciego pero yo con tal de llevarle la contra al tipo cambié el sentido al poema) Y bue... cuando escuchó esto ¡ayy mamita! ¡Vos viera la cara que puso! -Me contestó: “¡Por favor alumno no sea vago, y estudie!” Yo que nunca me callo, desembuché: ¡profesor, le agradezco su buena intención pero, mi vida laboral la manejo yo, muchas gracias, ahora yo digo lo mismo a Usted trabaje que se pasa la clase. El semiótico no sabía qué hacer ni decir. El profesor me amenazó. Se fue de la clase, largando espuma por la boca.
Yo no sabía qué hacer, entonces, pensé: la única que me queda es presentar una denuncia escrita al rector y decirles a mis compañeros que fue él quien me denunció. Así ellos pueden sostenerme. Dicho y hecho, al rato todos vinieron a darme el apoyo es más estaban dispuestos a hacer un cacerolazo, con pancartas, quemas de gomas, así todo lindo
 Yo sabía que el día en que el rector me iba a llamar para ratificar o rectificar mi postura, lo que no sabía que al profesor también lo convocaría Nos cito a los dos, al otro día a las dieciséis.
 Nos encontramos en la rectoría que para mí este sector era tierra mística. El profesor llegó sudado a paso abreviado al escritorio, con aspecto funesto, compenetrado con sus manos. Nos sentamos uno al lado del otro frente al rector, un tal Joaquín Sandrini, dicho sea de paso un hombre de “valores democráticos”.-El rector nos dijo- tienen que dejarse de payasadas, el profesor a dar clases, y vos a estudiar, cada uno en su rol, nada de quejas ni justificaciones. Ahí mismo rompió la denuncia. Cuando esto ocurrió se escucharon ruidos desde afuera. Eran mis compañeros con pancartas, cacerolas y cucharas, tapas de ollas, ¿qué sé yo cuántas cosas más? Un brete de aquellos, no te imaginás. El rector me preguntó quiénes eran los que estaban alborotados. Yo me hice su lacayo, me fui caminando hacia la ventana y allí los vi a todos, para el colmo, cruzaban por el caminito los de economía que se acoplaron a los de semiología y todos, che, meta cantar ¡Qué renuncie! ¡qué renuncie! ¡ Que se vayan todos! ¡Que se vayan todos! Así toda la hora.
El rector me miró, en sus ojos observé los signos de interrogación, entonces- dije- haciéndome el tonto: rector yo no tengo la menor idea de los partidos políticos, ni siquiera estoy afiliado a alguno, soy independiente, pero parecen que son los zurdos de la Franja Morada. Ahí nomás, Sandrini largó una carcajada – dijo- ¡ Los de la Franja Morada son radicales y de mierda! Ellos siempre se venden de moralistas y creen que con eso ya está. Son unos tarados. Luego, nos dijo- ustedes creen que los atrevidos estos van hacer algo, con esa protestita. No, de ninguna manera, señores. Déjenme, yo les voy a dar protesta, los voy a denunciar a la justicia por destrozos o por atentar contra las instituciones y se terminó el problema. Yo le di la razón al rector y agregué: imagínese, señor rector, si cada vez que tenemos un problema vamos hacer una protesta, ¡qué sería de nuestro país!
 Y así fue no quedó nadie, ni el Guido que era de lo mejorcito. El profesor, pobre renunció. Me dolió mucho su partida porque era un pelagato, creído pero algo aprendías... ocurre que él vivía en un universo imaginario que ni él conocía. Ahora, me comentaron que hay una profesora, Miriam Lago dicen que es “andrógina”, pero a mí no me interesan las invenciones. Me quiero recibir lo antes posible, después de todo no es tan malo ser profesor. ¿Seba, vos crees que hice lo correcto?
 -Sí, boludo mañana seguimos hablando. Apagué el teléfono.

 
 

domingo, 5 de mayo de 2013

El fracaso de la escuela


Como ya lo anuncié en el título voy a hablar de la escuela. Yo había leído la frase de Foucault, pero no estoy seguro que de él fuera su autoría, la frase decía algo así: “todo filósofo, todo investigador debe analizar lo obvio” …  Ob: en frente, vio: camino, o sea, analizar el camino de en frente, eso que está ahí frente a nuestros ojos.
La escuela  tal así como la conocemos tiende a transformarse, a cambiar su orden escolar, y por qué no pensar hasta podría dejar de existir en los próximos cincuenta, cien o doscientos años, pensar también que mutará en escuelas elitistas inaccesible al común de los ciudadanos. Sí, insisto la escuela  puede llegar a desaparecer, lo que no desaparecerá es la educación, ya que es inseparable del ser humano. La escuela con sus rituales, con sus prácticas de control social, de construcción de ciudadanía está fracasando, un fracaso con alevosía frente a los poderes fáticos, frente al pensamiento binario, de corte neoconservador. O como dice Galeano: “el colonialismo visible te mutila sin  disimulo, te prohíbe decir, te prohíbe hacer, te prohíbe ser. El colonialismo invisible, en cambio, te convence de que no se puede decir, no se puede hacer, no se puede ser”. Por eso  es necesario zambullirse en las profundidades de la escuela, su estructura, su ritmo, su transmisión, el sociólogo británico Basil Bernstein, decía que para saber la estructura profunda de una práctica institucional hay que interrogarse por lo que prohíbe. Si queremos comprender cómo funcionan las estructuras de producción, transmisión y control del conocimiento. Sólo así conoceremos sus límites y, por tanto, las reglas básicas de su funcionamiento. Indagarse sobre esto en la escuela es indagarse sobre lo que se hace de y en ella, Jorge Larrosa en una conferencia señaló que: “Lo que nosotros hacemos, cada día, es escribir y leer, hablar y escuchar. Y podríamos decir, a partir de ahí, que el conformismo lingüístico está en la base de todo conformismo, que hablar como Dios manda, y escribir como Dios manda, y leer como Dios manda es, al mismo tiempo, pensar como Dios manda”. Recordemos que en la antigüedad los esclavos tenían derecho a transmitir habladurías, chismes, a cantar, pero no a decir algo serio sobre su esclavitud; ello estaba seriamente penado. Es así que los niños que, de manera inocente, se preguntaban sobre el estado de esclavitud de los padres eran reprimidos, esto se articula con los usos del olvido que hace la política, y la trama de la memoria que se teje acerca de qué recordar y de qué olvidar, pues sobre ello la escuela huye despavorida en  el abordaje de la diversidad. En este sentido, vivimos  la década de los 90  la participación política, era entonces la política del olvido,  mientras que en la actualidad la política de construcción de la memoria implica, la construcción de un pasado colectivo, grupal, institucional, también singular y personal, pero aparecen las ideas de  quiénes no quieren esto, con categorías de palabras cerradas, como por ejemplo: adoctrinamiento, difunden un paquete cerrado, inmodificable, incuestionable, dicen  de  los jóvenes  que son adoctrinados para ser funcionales a cierto “régimen político”, cuando toda persona es un sujeto político, ocurre claro,  que la política, toda acción política implica cuestionar la cultura escolar vigente, abrirla, buscarla, transformarla.

Estos paquetes son transmitidas por los propios docentes quienes ejercen cierto tipo de violencia en las palabras que a diario circulan como una verdad instituida: (Los alumnos son todos unos vagos) (tenés ahí treinta monos que no les interesa nada) ( no estudian nada) (quieren todo servido) ( están rompiendo las guindas con el celular) (el que tiene un piercing se parece un indio)( no te escucha) (no hacen silencio)(no trabajan)  (no quieren hacer nada)(no, no y no) La negación al compromiso  con la tarea de educadores. En una investigación de la provincia de San Luis, titulada “Pensar las violencias. La mirada del docente” se señala que “ Podemos decir que el docente cumple un papel importante en generar herramientas aptas para el desempeño del educando en la sociedad (Moreno; 1986), cuando su desempeño se ve agotado para los entrevistados, hay docentes que al sobrellevar situaciones de violencia (por ejemplo peleas entre los alumnos) prefieren no hacer nada al respecto; “en las escuelas donde hay chicos peleándose muchos docentes optan por seguir de largo, siguen se van al auto y se van, no intervienen como adulto, no intervienen como educadores” (E-1), “cada uno hace lo que puede en la escuela para trabajar, y generalmente muchos se toman licencias para evadir ese tipo de conflicto de violencia” (E-1). Además los entrevistados ven que el docente puede llegar a ser violento con “los rótulos”, “descalificaciones” o inclusive el propio discurso que trasmite; “muchas veces la descalificación y la rotulación aparece por los docentes” (E-5), “a veces no nos damos cuenta y lo hacemos, muchas veces nuestros discursos como educadores también son perversos, porque para sostener una cierta situación acudimos a la discriminación o acudimos a ejemplos” (E-1), “las palabras no son ni buenas ni malas,  pero hay palabas que deben ser dado que el contexto formal y hay palabras que buscan provocar en el otro una reacción de lastimar” (E-3), “pero el alumno ya está tenso, ya vienen a la defensiva de que vos le digas, vos sos un adolescente, los adolescentes son esto, son aquello, vienen con eso; entonces ellos ya saben que uno ya tiene un rótulo para ellos” (E-1); pero otros entrevistados piensan que los docentes no tienen la responsabilidad ni la posibilidad de resolver las dificultades de los alumnos; “el docente no puede solucionar todos los problemas  de los alumnos, entonces su tarea es enseñar y no tienen la bola de cristal, ni la bolsa llena de plata” (E-3)”.

Para terminar, cerraré con un  parlamento de Henry Barthes, personaje principal de la película: “Detachment”: “ Entonces cuando leemos, nos damos cuenta de que la casa de los Usher no es un solo un viejo y decrépito castillo que necesita arreglos, es también un estado del ser… Durante todo un día de otoño, triste, oscuro, silencioso, cuando las nubes se cernían bajas y pesadas en el cielo, crucé solo, a caballo, una región singularmente lúgubre del país; y, al fin, al acercarse las sombras de la noche, me encontré a la vista de la melancólica Casa Usher…Miré el escenario que tenía delante -la casa y el sencillo paisaje del dominio, las paredes desnudas, las ventanas como ojos vacíos, los ralos y siniestros juncos, y los escasos troncos de árboles agostados- con una fuerte depresión de ánimo únicamente comparable, como sensación terrena, al despertar del fumador de opio, la amarga caída en la existencia cotidiana, el horrible descorrerse del velo. Era una frialdad, un abatimiento, un malestar del corazón… “Fracasando,  estamos fracasando, en el sentido que hemos defraudado a todos, incluidos nosotros mismos”. La escuela  fracasó.