Yo le contaba a mi hija cuando tenía cuatro o
cinco años (Andrés te lo voy a contar... porque te va a pasar y me parece que
es interesante), yo le contaba a mi hija,
cuentos infantiles, no? Sí, y un día le estaba contando Hansel y Gretel
y en el momento en que los hermanitos se pierden en el bosque y empieza a
anochecer (¿conocen el cuento, no? Sí, claro) cuando vienen las miguitas de pan,
yo le contaba con voz gruesa, para hacerla asustar era de noche, y mi hija de
cuatro años en vez de asustarse me dice: “pero por qué no lo llamen al papá por
celular!” (jajajaj) Y yo, entonces, pensé por primera vez, que mi hija no sabe
que hubo una vida antes de la telefonía inalámbrica y descubrí qué espantosa
resultaría la literatura; si el celular hubiera existido siempre, pensemos
entre nosotros, en cualquier historia clásica, en cualquiera, en Blancanieves,
Caperucita, La Familia de Pascual Duarte,
que ya es una historia más compleja, Cien años de Soledad, cualquier
historia, pongámosle un celular en el bolsillo al protagonista ¿funciona la
trama? ¿Funciona la trama ahora que los
personajes pueden llamarse de cualquier lado? Noooo, funciona un
carajo!, no importa qué historia elijamos, la trama no funciona. Con un
teléfono en la mano, por ejemplo, Penélope ya no espera con incertidumbre a
que el guerrero Ulises vuelva del combate. Con un teléfono en la canasta, Caperucita
alerta a la abuela a tiempo y la llegada del leñador no es necesaria. Con un
telefonito el Coronel sí tiene quien le
escriba, por lo menos algún mensaje de
texto, aunque sea spam, entonces Tom Sawyer no se pierde en el Misisipi,
gracias al servicio de localización de personas de telefónica. Y El chanchito de
la casa de madera le avisa a su hermano que el lobo está yendo para ahí. Y
Geppetto recibe una alerta de la escuela avisando que Pinocho no fue a la
mañana. Un enorme porcentaje de las historias escritas tuvieron como principal
fuente de conflicto la distancia, el desencuentro y la incomunicación. Existen
los cuentos clásicos, gracias a la ausencia de la telefonía móvil. Ninguna
historia de amor por ejemplo, habría sido trágica o complicada si los amantes
esquivos hubieran tenido un teléfono en el bolsillo. La historia romántica por
excelencia, la historia más romántica de la historia misma de la literatura
¿Cuál es? Romeo y Julieta. Muy bien. Esa historia, Romeo y Julieta, basa toda
su tensión dramática en una incomunicación fortuita. La amante finge un
suicidio. El enamorado la cree muerta y se mata en serio y entonces ella cuando
se despierta se suicida de verdad. Ahora si Julieta hubiera tenido un teléfono
celular le habría escrito un mensaje de texto a Romeo en el capítulo 6 [sic] “me
hago la muerta pero no estoy muerta, un beso nos vemos en Verona”. Todas esas películas, donde el chico
corre por la calle para que ella no suba al avión, ahora se solucionan con un
mensaje de texto. Yo me pregunto ¿no estará pasando lo mismo con la vida real?
No nos estaremos privando de aventuras novelescas por culpa de la conexión
permanente? Alguno de nosotros, alguna vez correrá desesperado al aeropuerto
para decirle a la mujer que ama que no suba a ese avión? Que la vida es acá y
es ahora. Yo creo que no. Yo creo que le enviaremos a esa mujer un mensaje de
texto, lastimoso, un whatsapp, breve desde el sofá, para qué hacer el esfuerzo
de vivir al borde de la aventura, si algo siempre nos va a interrumpir la
incertidumbre, una llamada a tiempo, un mensaje binario, una alarma, nuestro
cielo ya está infectado de señales y secretos cuidado que el duende está yendo
ahí para matarte… ¡ojo que la manzana
está envenenada!... No vuelvo a la casa porque he bebido… si le das un beso a
la muchacha y te ama. Papá! …vení a buscarnos porque unos pajaritos se comieron
las migas de pan… Nuestras historias están perdiendo el brillo todas, las escritas,
las vividas, incluso las imaginadas, porque a mí me parece que nos estamos
convirtiendo héroes perezosos. ( del programa radial "Perros de la Calle")