domingo, 10 de agosto de 2014

Cosas de la esuela y la carta de Melina


La carta de Melina, ya la había compartido en facebook, pero ahora la traigo acá:
Estaba buscando un papel importante entre mis libros, pues hay papeles que los guardo adentro de los libros, más que nada por puro pragmatismo ya que, soy bastante desordenado, entonces sé que ese tipo de papeles estará en algún libro. Y en el libro de Thomas Hobbes, Leviatán, encontré uno, dobladito en cuatro, un papel, una hoja de carpeta de secundaria. Cuando lo abrí y lo leí, mientras tanto sonreía, me acordé de varias cosas: por una parte, cuando trabajaba en La Clotilde, los viajes, profesor novato, me asignan un 8vo año, la preceptora mientras me acompañaba me decía en este curso son terribles, tené mucho cuidado porque son violentos, cualquier cosa avísame. Pensé que era mero prejuicios sobre los chicos. Me presenté, y nada ni cinco de pelota! Hacían lo que querían, mientras explicaba y preguntaba cosas de la materia, me contestaban con preguntas tales como: ¿profe, ud va al boliche o a la bailanta? ¿Vamos a hacer una joda? No contesté, miraba y sonreía nada más. Algo de desconcierto me invadía. No hice caso a ninguno de los próceres de bronce de la pedagogía, saqué a dos alumnos del curso porque ellos insistían en que no querían hacer nada, entonces los liberé, no había obligación alguna de estar donde ellos no quisiesen, les abrí la puerta y les dije que estaban libres. Uno de los dos, lo supe después era Melina, “la líder ‘negativa’ del grupo”. Por tanto, ordené más o menos intercambiando a los alumnos de los lugares habituales, bueno, nada daba resultado pero aún en ese caos medianamente se podía trabajar, luego de treinta días en donde yo me levantaba a las cinco de la mañana para tomar el colectivo de las seis y volver en el colectivo que pasa a las 20, porque tenía una suplencia de treinta y seis horas turno mañana y de la tarde, por tanto me convenía quedarme ahí todo el día, la paciencia se me venía agotando. Me acuerdo de que el hecho ocurrió un lunes. Me quisieron hacer “la despedida”, algunos se hacían los dormidos, otros se jactaban que vinieron sin dormir a la escuela porque en la noche estuvieron en la bailanta, bueno realmente, ese día “se me salió la cadena” cuando en el curso se sentían las carcajadas, se tiraban de todo. Ese día había organizado un taller de lectura y escritura, imposible, así que en un determinado momento, me cansé y les llamé la atención, me mostré enojado Les dije, con un tono de voz muy autoritario, que si ellos pensaban que llamando la atención de esa manera iban a lograr algo, con todo lo que estaban haciendo para no dar clase se equivocaban muy feo, porque yo no era el destinatario de sus insultos y de nada de lo que ellos hicieran me iba afectar, así que direccionen sus quejas, sus reproches a quien corresponda. Luego, alcancé un libro de cuentos cada uno, dije que escribieran un cuento basándose en el que leyeron, o lo que quisieran, una esquela, una carta, un correo electrónico lo que fuese el tema era que tenían que escribir y así fue. Recogí todos los cuentos y les dije que se los voy a dejar a su profesora, titular. Al tiempito, me puse a ver qué hicieron! Y Me encontré con uno muy particular, no escribió un cuento, sino una carta. Me la guardé para mí. Así que la comparto (textual):
“La Clotilde, Chaco 10/9/07
Querida Mamá:
Hoy tengo la oportunidad de escribirte estas líneas, para decirte que a pesar de las peleas que tuvimos, te sigo queriendo igual, y siento que me haces falta, te pido perdón si te dije algo que te ofendiera, pero tenés que entenderme mis momentos de nervios.
Últimamente me siento sola y es por eso que te necesito más que nunca, necesito que vuelvas conmigo y pasar los momentos perdidos y olvidarnos lo ocurrido. De todos modos quizás nuestra relación no sea la misma, pero te puedo asegurar que voy a hacer lo posible, sos mi madre y me trajiste al mundo, pero, cuando te has marchado mi vida cambió ahora soy rebelde y yo estoy completamente segura que mi problema es la falta de un abrazo tuyo, de un beso, de un consejo, es por eso que te espero con mis brazos extendidos. Nada más, espero que me entiendas, gracias tu hija…
P/D
Tú que puedes vuélvete
Te digo ahora llorando
Que tus hijos o los que tienes
Acá te estamos esperando…”
Podríamos ahondar en las cuestiones emocionales, ya que se ven profundas, pero el caso es que al indagar esta carta, vemos claramente que Melina tiene incorporada la estructura textual de la epístola, la redacción es clara y cohesiva, coherente y la finalidad podríamos inferir desde la pragmática que ella me quería contar su dolor, de alguna manera. La estructura textual de la poesía, sus versos riman véase la posdata, salvo que utiliza el tú, en lugar del vos y algunos problemas en la puntuación, conjugación verbal, etc. Generalmente, por su conducta esta clase de chicos y chicas quedan en la banquina de la escuela por una moral normalizadora. Sin lugar a dudas la escuela como tal está en crisis, y el cambio debería empezar por liberar a los y las estudiantes: que cuenten, escriban y que hagan lo que ellos quieren y que los profesores/as sean los que adviertan lo que subyace en ellos.