lunes, 6 de noviembre de 2017

El problema de la lectura, la formación de lectores.



Estaba en clase  de literatura argentina explicando “naturalismo-realismo”, aclaro que, por comodidad personal, llevo mis cuadros, mis anotaciones, en un cuaderno tipo universitario y de ahí materializo los conceptos y las redes conceptuales en el pizarrón. Se me dirá que no soy muy innovador, que podría trabajar esos conceptos a través de prezi, o power point, etc. La verdad es que sí, para el caso se me hace más sencillo, la tiza, el borrador, el pizarrón, mis apuntes, mis cuadros que andar enredado en cables. El caso es que mientras copiaba la información, señalaba las características, escuchaba que había un grupo que hablaba, no de lo que yo escribía, ni decía, no escuchaba acerca de qué, pero estaba seguro de que no hablaba ni de realismo ni de naturalismo, también veía a otro chico que revisaba su celular, algunos me miraban, otros copiaban. Ante esta situación, que me detuve ahora, pero que seguramente viene ocurriendo desde hace rato, los interrogantes que me hago ¿cómo se forma un lector literario? ¿ cómo realizo el abordaje de  “Amalia” de José Mármol, “El Facundo” de Sarmiento, “Una excursión a los indios ranqueles”, de Lucio V. Mansilla y así la lista es larga cuando los estudiantes son sujetos de brevedades (contenidos breves) y con multiatención, muy evidente? Muchas preguntas, aún más cuando se han elaborado teorías de lectura, didáctica de la lectura, así pasamos desde enfoques psicolingüístico al sociocultural. A su vez, por su parte, otro interesado en los lectores es el mercado, que a través del e-book quiso conquistar consumidores, y enterrar al libro, definitivamente, aunque no se advirtió que su principal competidor no era el libro, objeto, sino más bien la telefonía celular. Finalmente, creo dimos en el punto, el teléfono permite a los estudiantes leer una obra literaria, revisar redes sociales, chatear a través de whatsapp, leer noticias, mirar videos, etc. Básicamente, el entorno electrónico enmarca nuestras actividades, es decir, ya no existe una lectura que aborde solamente un tema, todo lo contrario,  se leen varias cosas a la vez, porque justamente estamos conectados en red. Entonces tenemos, un lector ambulante que va de un lado a otro y de la misma manera se está en clase, se está y no. La interacción entre docentes-estudiantes cambió, porque los lectores cambiaron,  por horas de lectura de un solo libro, de una lectura lenta a varias lecturas rápidas, pasar de un lado a otro, se abren ventanas y más ventanas. Entonces el problema ya no radica en la lectura sino que habría que investigar a los lectores de qué manera le dan sentido a lo que leen. ¿Hay que enseñar  a leer lo que está emparentado con la vida y sus gustos? ¿Acaso el gusto literario no se forma?¿ Se enseñarán los clásicos o bien se los adaptarán a producciones breves? Sin más, la clase se manifiesta en dos direcciones, el profesor por una avenida y los estudiantes por otra, sin llegar al encuentro, encuentro necesario porque cada vez vamos más a un mundo muy competitivo.